Caso de ejemplo: La mejor teleconferencia del mundo, con la mejor tecnología, la mejor conectividad, el monitor más grande… nunca podrá ser mejor que la “maravillosa” experiencia de visitar a alguien a la cárcel y hablar reja o vidrio blindado de por medio.

Ése sería el techo para una App de videoconferencia. La tecnología puede servir para replicarla a la distancia, pero nunca le va a poder agregar más calidad. Viendo las cosas de esa manera, se pueden plantear expectativas más realistas para un producto… Y decidir si no sería mejor enfocar otros aspectos que puedan lograr una experiencia que realmente valga la pena.